Aunque Monsanto ganó notoriedad en los últimos años debido a que fue escenario de la serie La Casa del Dragón (aquí se grabaron escenas de Rocadragón), el pueblo tiene mucho más que ofrecer que los escenarios de una serie de moda.

Sus calles empedradas, sus pequeñas casitas y, sobre todo, la integración de las viviendas con las enormes rocas que conforman el paisaje son el punto fuerte de Monsanto.
Si le añades un épico castillo en lo alto de la montaña y unas ruinas rodeadas de berrocales y profundos valles, esta Aldea Histórica de Portugal lo tiene todo para convertirse en un lugar inolvidable por derecho propio y sin ninguna serie de por medio. De hecho, en 1938 se le concedió el título de “Aldea Más Portuguesa de Portugal”.

La forma que nosotros recomendamos para visitar Monsanto es subir primero hasta el castillo y las ruinas, en la parte más alta, y después ir descendiendo poco a poco. La subida es bastante agotadora, sobre todo si hace calor, y es muy agradable tomarse algo después en el pueblo para recuperarse del cansancio.
Qué ver en Monsanto
Iglesia Matriz

La iglesia matriz de Monsanto es un templo pequeñito, situado en la parte baja del pueblo, en una pendiente inclinada. Es de aspecto sencillo y fue construida entre el siglo XV y el XVI, aunque pasó por varias reformas posteriores.
Su aspecto actual data de 1950, cuando se abrió el rosetón en la fachada. No pudimos entrar al interior, ya que estaba cerrada, pero consta de tres naves.
Crucero de San Salvador

Algo más arriba se encuentra el crucero de San Salvador, muy sencillo también, con base cuadrada y acabados geométricos. Se cree que este no era su emplazamiento original.
Rua Marquês da Graciosa
Recomendamos hacer el ascenso hacia el castillo por la Rua Marquês da Graciosa. Aquí se encuentra la oficina de turismo (aunque cuando fuimos nosotros estaba cerrada). La calle es muy pintoresca, con edificios señoriales como el Solar dos Pinheiros, una casa solariega barroca del siglo XVIII en la que se encuadra una bonita fuente, el Chafariz Mono.

Es un edificio bastante grande, de tres plantas, con el escudo de armas de la familia en la fachada.
El propio edificio que alberga la oficina de turismo es otra construcción señorial, el Solar do Marquês da Graciosa, que da nombre a la calle. Data de los siglos XVII o XVIII y es también conocida como Solar dos Andrade. Tiene dos plantas y el blasón de los Andrade en la fachada. Es una pena que no pudimos entrar, pero es posible verlo por dentro.
Gruta
Si continuamos la subida por la Rua do Castelo, encontramos una pequeña gruta que fue en su día una pocilga. Es en realidad el espacio que queda entre varios pedruscos enormes que forman parte del entorno.

Este tipo de piedras graníticas grandes y redondeadas, llamadas berruecos, abundan en Monsanto y son una de sus peculiaridades, ya que en muchas ocasiones forman parte de las casas y se han integrado como paredes, cimientos y tejados de las mismas. En esta misma calle hay una buena muestra de ello, la conocida como “casa de una sola teja”, cuyo tejado en realidad es un peñasco enorme.
Miradouro do Forno (Mirador del Horno)

A muy poquita distancia de la gruta se encuentra uno de los miradores más bonitos de Monsanto. Es una explanada muy amplia que permite ver el pueblo desde lo alto, por lo que desde aquí podemos apreciar su arquitectura singular y algunas de las enormes piedras de granito sobre las casas.
Penedo do Pé Calvo

Los berruecos de Monsanto son uno de los elementos más característicos de su paisaje, por lo que algunos de ellos tienen incluso nombre. Es el caso del Penedo do Pé Calvo, uno de los muchos que forman parte de la aldea. Desde aquí, además, hay unas vistas fantásticas, por lo que puedes sentarte un ratito junto al berrueco y disfrutar del paisaje, como hicimos nosotros.
Pocilgas
Siguiendo la Rua do Castelo hasta donde acaban las casas llegamos hasta la zona donde se encuentran las antiguas pocilgas. Parece ser que previamente las pocilgas estaban situadas a lo largo del pueblo, pero se reunieron todas en una explanada por motivos de salud pública.
Son la mayoría formaciones redondas, cubiertas por un techo de rocas, con una puerta que daba a un patio.

A partir de aquí dejamos el pueblo atrás y comienza el ascenso hacia el castillo y las ruinas, la parte más épica de Monsanto.
Ruinas del poblado de la parroquia de São Miguel
Un poco antes de llegar al castillo se encuentran los restos de lo que fue la parroquia de São Miguel, hoy completamente convertida en ruinas.

Este primer asentamiento medieval estaba al abrigo del castillo, algo más bajo que este. Aunque en el siglo XVIII seguía siendo una parroquia habitada, hoy en día solamente se pueden apreciar con claridad los restos de la capilla de São Miguel y parte de la necrópolis que la rodea.
Muy cerca de aquí está también la Lage das Treze Tigelas, una piedra con marcas en forma de cazoleta.
Capilla de São Miguel

Del antiguo asentamiento medieval de Monsanto solamente se puede apreciar esta capilla, situada al nordeste del castillo. Tenía una sola nave y el campanario estaba separado de la capilla, como era habitual. Hoy en día todavía se aprecia sobre unas rocas, unos metros más allá.
Se cree que la iglesia es del siglo XII, aunque había un templo anterior en el lugar. Pasó por unas obras de restauración a mediados del siglo pasado.

Alrededor de la capilla se puede apreciar una necrópolis que es anterior a su construcción. Es similar a otras de la época, con las tumbas antropomorfas excavadas en las rocas. Se cree que se empleó desde el siglo XII hasta el siglo XIX.
Castillo de Monsanto
El castillo de Monsanto tiene un origen templario y se encuentra en la cumbre de la colina, con una silueta medieval e imponente.
El castillo de Monsanto fue una de las fortalezas que sirvieron de barrera ante las incursiones musulmanas allá por 1165. Se sabe que en el lugar existía una antigua fortaleza musulmana, aunque de todo ello no queda casi nada.

El castillo era un recinto ovalado que constaba de un patio amurallado con una puerta y una torre del homenaje de planta cuadrangular.
A finales del siglo XIII hubo una gran reforma gótica que fortificó toda la colina. Sufrió otra remodelación profunda en el siglo XIX y una dudosa restauración en la década de 1950, que conformó su forma actual. Dentro del recinto amurallado podemos encontrar varios elementos:
Capilla de Santa María do Castelo

En el interior de la fortaleza hay una pequeña capilla del siglo XVIII de una sola nave, que estuvo durante años en ruinas y fue restaurada en época actual.
Cisterna
Aunque se le llama cisterna, lo que hay dentro del recinto amurallado es un pozo. Está compuesto por dos arcos y no tiene cobertura. En el interior del castillo sí existían varias cisternas, pero apenas han llegado restos de las mismas a la actualidad.

Puerta falsa
Como en la mayoría de las fortalezas, existía una pequeña puerta falsa o puerta de la traición, diseñada para servir de vía de escape en caso de cerco de la fortaleza. Esta puerta apareció durante las obras de restauración de los años cincuenta del siglo pasado.
Torre Perimetral
La fortaleza también contaba con una torre perimetral cuadrangular, que no debe ser confundida con la torre del homenaje. La torre del homenaje del castillo de Monsanto desapareció en 1815 tras una explosión y ya apenas se puede ver el lugar donde se levantaba marcado sobre la roca.

Si salimos por la Puerta Falsa, nos encontraremos con un paisaje increíble, una planicie llena de berrocales que merece la pena disfrutar durante un rato largo. Nosotros avanzamos entre roquedos por el sendero que sale de la puerta y obtuvimos unas panorámicas alucinantes del castillo desde el otro lado.
Desde aquí seguimos caminando hacia la capilla de São João, que se ve en la distancia, aunque hay otro sendero algo más sencillo desde la capilla de São Miguel.
Capilla de São João

Poco queda de esta capilla: apenas unos restos que no permiten saber con certeza la época del templo. Se cree que data del siglo XVI porque se encontraron unos azulejos de esa época entre las ruinas. También se sabe que seguía en pie en el siglo XVII, ya que hay registros de su uso religioso.
Hoy en día se conservan apenas unos muros y un arco maravillosamente fotogénico, que hace de mirador hacia el inmenso paisaje de planicie a sus pies.
Fuente Ferreiro

Tras recorrer el castillo y toda la zona rocosa que lo rodea, volvimos de nuevo al pueblo para callejear con calma y ver qué otros pequeños tesoros nos encontrábamos.
En uno de los rincones encontramos la fuente Ferreiro, en la calle con el mismo nombre.
El agua nace junto a un paredón rocoso. Aquí excavaron el tanque y en el fondo nace el agua. Para poder hacer uso de ella, había que sumergir los recipientes en ella, ya que no hay un flujo de agua corriente. Es muy curiosa la inscripción en azulejo que aparece sobre la fuente: “A água d’esta nascente matou a sede a obscuros heróis”. Se cree que es de la segunda mitad del siglo XIX.
Capilla de Santo António

Seguimos caminando pueblo abajo y llegamos a una parte que ya pocas excursiones visitan, junto al cementerio que se puede ver desde muchos de los miradores.
La capilla de Santo António es un templo pequeñito y sobrio, de una sola nave, y el cementerio a su lado data de 1836.
Torre del Reloj

Volvimos a entrar en Monsanto y continuamos esta vez por la Rua do Relógio, recorriendo las calles que todavía no habíamos visitado.
Aquí se encuentra la torre de Lucano o torre del Reloj. Se cree que este campanario fue construido en el siglo XVIII, aunque hay voces que dicen que es una antigua estructura militar reaprovechada.
El nombre de torre de Lucano viene de una inscripción en la puerta, con fecha de 1420, en la que se nombra al maestro de obras, Lucano. Esta puerta debe ser de otro edificio ya derruido, porque la fecha no coincide con el tipo de torre del que se trata.
Puertas de Santo António
Aquí se encuentran también unas de las puertas del pueblo, en contraposición a las puertas del Espíritu Santo al otro lado. Desde aquí se puede continuar hacia la capilla de S. Pedro de Vir-a-Coça o hacia Relva.
Estas puertas eran antiguamente el límite urbano y formaban parte de una muralla que rodeaba la villa, la llamada muralla del conde de Lippe.
Dónde comer en Monsanto

Nosotros llegamos a Monsanto al mediodía, por lo que lo primero que hicimos fue buscar donde comer. Justo a la entrada del pueblo está el Monsanto Café e Bistro. Como tenía buena nota, probamos suerte y fue todo un acierto. El propietario es muy amable, la comida está riquísima y está hecha con mucho mimo. La sopa de coliflor estaba simplemente espectacular. No es barato, pero la calidad merece la pena.
Las muñecas marafonas, el mejor souvenir de Monsanto
Siempre que visitamos un pueblo, intentamos que nuestra presencia aporte algo de dinero a los locales, ya sea comiendo allí, comprando algún dulce típico o llevándonos algún souvenir artesano.
Si quieres hacer como nosotros, puedes llevarte a casa una marafona. Es una muñeca de trapo que no tiene cara, que está compuesta por una cruz vestida con ropajes regionales. Son amuletos de buena suerte que aportan felicidad a los hogares. Cada año se realiza una procesión en Monsanto y las marafonas son parte fundamental del folclore local.
Se venden en tiendas, aunque también hay algunos particulares que las elaboran y las venden en las puertas de sus casas. Nosotros compramos una y la señora nos enseñó además fotos de la tradición de la que forman parte, por lo que aprendimos un poco más sobre Monsanto.
Cómo llegar a Monsanto

Precisamente porque su popularidad se ha multiplicado desde su aparición en La Casa del Dragón, puede ser un pelín complicado aparcar en temporada alta. Nosotros fuimos a Monsanto en marzo y ya había autobuses enormes con excursiones de turistas extranjeros, grandes grupos de moteros y un montón de coches.
Para aparcar, hay una zona habilitada en la carretera de subida hacia el pueblo. Llegado un cierto punto, solo es posible seguir subiendo si eres residente, para evitar los previsibles atascos en las calles estrechas.
En la parte alta hay una pequeña placita con un hueco destinado a que los autobuses giren para dar la vuelta. Ya sé que puede parecer tentador dejar el coche arriba de todo, pero no aparques ahí, porque durante el rato que estuvimos allí, vimos algún autobús atascado por no poder girar donde le correspondía.

Qué ver en los alrededores
Si quieres ver varias Aldeas Históricas de Portugal en un mismo viaje, las más cercanas son Idanha-a-Velha, a 15 kilómetros, y Castelo Novo, a 46 kilómetros. Puedes ver la tres con calma en un fin de semana, o puedes hacer un viaje más largo y visitar todas las Aldeas:
- Almeida
- Castelo Rodrigo
- Marialva
- Belmonte
- Castelo Mendo
- Castelo Novo
- Idanha-a-Velha
- Linhares da Beira
- Monsanto
- Piodao
- Sortelha
- Trancoso
Dónde dormir
En esta ocasión valoramos dormir en el propio pueblo de Monsanto, pero nos salía bastante caro. Como esta no era la única Aldea Histórica de Portugal que íbamos a visitar, optamos por un pueblo intermedio, la Aldeia de João Pires. El alojamiento en el que nos quedamos fue la Casa D´São Miguel, una vivienda antigua reformada con habitación, baño, cocina, comedor y sala de estar todo para nosotros.